Que seguimos fracasando de forma estrepitosa en la lucha por la igualdad real de género se hace patente y palmario desde el punto y hora que todos los años nos vemos en la obligación de celebrar un día internacional de la mujer, de la igualdad de género y de que todos/as merecemos los mismos derechos.
La mayoría de los/as trabajadores/as que desempeñan su labor en la función pública con contratos temporales son mujeres, la mayoría de los/as trabajadores/as estables en la función pública son mujeres. La mayoría de la judicatura está integrada por mujeres, las notarías son mayoritariamente encabezadas por mujeres… y así podríamos seguir en todos los ámbitos y escalas de la administración pública.
Si nos centramos en el ámbito de la administración de justicia esta mayoría es aún más palmaria. Desde ASIJ nos planteamos, al igual que el día contra la violencia de género, la conveniencia de hacer un manifiesto por este 8M, pensamos y le dimos vueltas.
Al final había que hacerlo.
Y había que hacerlo porque sigue siendo necesario visibilizar la desigualdad, sigue siendo necesario visibilizar el acoso y sigue siendo necesario visibilizar la desprotección de la mayoría de mujeres frente a la minoría de hombres.
Este año, una vez más, hemos tenido que ver casos de compañeras que se ven obligadas a decidirse por un destino u otro en función de que ese juzgado está servido por determinado Juez (masculino), excesivamente amable. Este año hemos tenido que seguir escuchando a hombres decirle a compañeras lo guapas que están o lo bien que le sienta tal o cual vestido. Este año hemos seguido teniendo que ponernos en medio de «jefes» que acosaban y no siempre de forma consciente.
Este año hemos seguido escuchando a compañeras «despellejar» a otras compañeras por su forma de vestir o relacionarse…y es que no siempre el peor enemigo de la igualdad de género es la testosterona.
Pero la lucha por la igualdad de género no se centra sólo en la violencia sexual o el acoso físico o verbal.
La precariedad en el empleo público tiene nombre de mujer, la mayor dificultad para conciliar familia y trabajo tiene cara de mujer; pero los puestos de mando…siguen teniendo nombre y cara de hombre.
Empezando por los agentes sociales, los sindicatos; y terminando por el Tribunal Supremo o el tribunal Constitucional. Los puestos de mando siguen siendo masculinos.
El techo de cristal no es de cristal y no es imaginario. Es real y más que cristal está hecho de hormigón armado.
Los secretarios generales de los sindicatos (salvo honrosas excepciones como la de SPJ-USO) son hombres. Los presidentes de los TSJ son hombres, los rancios magistrados del supremo son hombres…hasta el Rey es hombre y no porque le tocara, si no por que una ley decimonónica y desfasada le da preferencia al hombre sobre la mujer.
En ASIJ aunque no somos una excepción (o quizás sí); nos estamos aplicando el cuento, la mayoría de nuestros/as afiliados/as son mujeres, la mayoría de nuestros/as delegados/as son mujeres y son en su mayoría mujeres las que encabezan nuestra lucha por la estabilidad laboral…en ASIJ no somos un ejemplo…o sí…en ASIJ no queremos ser NI MÁS NI MENOS, sólo IGUALES…
Nos encantaría ver como CSIF, UGT, CCOO, STAJ y tantos otros sindicatos que se llenan la boca con la igualdad de género; dejan los discursos políticamente correctos y en lugar de maniobrar para poner en la calle a tantas compañeras con contratos temporales que están contratadas en fraude de ley y abuso de temporalidad; se aplican en defender sus derechos y sus puestos de trabajo.
Por eso reivindicamos un sentimiento 8M de 365 días, para que lo antes posible erradiquemos de nuestra administración pública, que debería ser ejemplo de igualdad y ecuanimidad; la desigualdad de género, los techos de cristal y las conductas tóxicas que como ya hemos dicho, no siempre vienen de los hombres.
💪💪💪JUNTAS/OS E IGUALES SOMOS MÁS FUERTES💪💪💪
Visits: 1643